En el sistema internacional de la segunda mitad del siglo XIX, Venezuela era un país sumamente débil, desgarrado por la guerra civil y la inestabilidad política y económica, mientras el Imperio Británico, con la Reina Victoria, alcanzaba el apogeo de su poder mundial. Históricamente, no hay ninguna duda que, en el diferendo limítrofe entre la entonces Guayana Británica y Venezuela, que fue aparentemente «resuelto» con el Laudo Arbitral de 1899, Venezuela fue despojada injustamente de aproximadamente 156.890 Km2. En el tribunal arbitral había dos jueces británicos, dos jueces norteamericanos, en representación de Venezuela y el decisivo juez ruso. «Curiosamente», fue precisamente en esos años que Rusia y Gran Bretaña llegaron a un acuerdo para repartirse sus zonas de influencia en Persia. Venezuela considera el Laudo de 1899 nulo e írrito.
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