Para evitar un mal mayor II. La mesa está servida. #SectorAcuatico

Domingo, 2 de octubre de 2011

Julieta Salas de Carbonell, http://www.analitica.com

Ya en 1841, una soleada mañana del mes de agosto “los tripulantes del buque venezolano “Restaurador” divisan en Punta Payaso, cerca de las bocas del caño Amacuru y Punta Barima, la bandera inglesa arbolada sobre una garita con los signos reales” (Nuñez 1962)

Al conocerse la noticia en Caracas, los periódicos acusan al gobierno encabezado por José Antonio Páez, de traición a la patria y de entreguismo a los ingleses.  Nuestro enviado ante la corte de Saint James, el abogado Alejo Fortique, emprende “una larga y enérgica ofensiva diplomática en defensa de los derechos venezolanos en la Guayana Esequiba” (Rojas 1988).

Como primer paso Fortique obliga a los ingleses a quitar los postes que marcaban la falsa frontera y a retirar del faro de Punta Barima, el ofensivo pabellón inglés. Venezuela propone como límite la línea del Esequibo, respaldado en títulos heredados de la Corona española.

El gobierno inglés como contrapropuesta, propone la línea del río Moruca, limite espurio trazado por Robert Schomburgk, esta propuesta es rechazada por el Congreso de Venezuela. Durante su misión en Londres, Fortique había tenido como colaboradores a Fermín Toro, Juan Manuel Cajigal y Rafael María Baralt; este último se había ocupado de investigar en los archivos españoles todo lo relativo a la cuestión de límites con la Guayana Británica.

En el siglo XIX el río Orinoco era la vía de comunicación más importante en el norte de la América del Sur y factor principal para el comercio con el interior del continente.

A pesar de ser navegable en gran parte de su recorrido, y de su extenso delta, los barcos de gran calado solo pueden penetrarlo por el caño Boca de Navíos, cerca de Punta Barima; quien controlare este lugar controla todo el tráfico del río.

Tras muchísimas gestiones y diligencias, incluyendo el rechazo de una propuesta de arbitraje por parte de Francia, Venezuela e Inglaterra firmaron en 1850 un acuerdo donde se comprometían a no ocupar el territorio en disputa que comprendía desde la línea trazada por Schomburgk hasta el río Esequibo.

Por largos años la situación política de Venezuela impidió que sucesivos gobiernos se preocuparan por la cuestión esequiba, lo que permitió a las autoridades de la Guayana Británica fomentar una invasión silenciosa de nuestro territorio por colonos ingleses. En 1886 el gobierno de Gran Bretaña se apoderó de un extenso territorio venezolano en el área de Cuyuní, donde se habían descubierto ricos yacimientos auríferos, y estableció señales de dominio en las regiones del Amacuro y el Barima.

Antonio Guzmán Blanco, presidente de Venezuela, al enterarse de la invasión a nuestro territorio por parte de los ingleses, elevó una nota de protesta el 26 de enero de 1887 ante el Foreign Office donde solicitó la evacuación de todo el territorio ocupado, desde el caño Amacuro hasta el río Pomerón, fijando como fecha límite para esta evacuación un mes a partir de la fecha de la nota en la cual se especificaba que: “si esto no se hace para entonces, y si además no se acompaña con la aceptación del arbitramento, como medio de decidir el pendiente litigio de límites, quedarán rotas las relaciones diplomáticas entre los dos gobiernos y se levantará una protesta en la que se pongan a salvo los derechos de Venezuela contra procederes que no podía esperar de una potencia con la que siempre se ha esmerado en cultivar la más amistosa inteligencia y franco trato” (Rojas 1962).

Gran Bretaña no aceptó esta intimación, en consecuencia el Presidente venezolano rompió relaciones diplomáticas el 21 de febrero de 1887. Paralelamente a esta acción diplomática, Venezuela hizo un gran esfuerzo desde el punto de vista militar, por un lado para frenar el avance de Gran Bretaña, y por otro, para evitar una posible invasión del territorio, como se vislumbraba.

Desde 1876 hasta 1887, Venezuela había acudido sin resultados a las autoridades de Washington, con el propósito de obtener los buenos oficios del gobierno norteamericano para que la Gran Bretaña conviniera en aceptar un arbitraje.

En 1894 implementó una intensa campaña de propaganda para promover la intervención de ese país a favor del arbitraje, campaña que obtuvo el éxito esperado y como resultado el gobierno de los Estados Unidos  se alarmó ante las ansias expansionistas inglesas en tierras del continente americano.

El presidente Grover Cleveland decidió aplicar la Doctrina Monroe al considerar que se trataba de la agresión de una potencia europea contra un país americano y en sesión extraordinaria del Congreso estadounidense, declaró el 17 de diciembre de 1895 que, al no aceptar el gobierno británico el arbitramento solicitado por Venezuela, los Estados Unidos investigarían exhaustivamente sobre los límites de los países en disputa y luego se opondrían “por todos los medios a su alcance, como a un ataque directo a sus derechos e intereses, a la apropiación por la Gran Bretaña de cualesquiera tierras, o al ejercicio de su autoridad en cualquier territorio que de la investigación resulte pertenecer por derecho a Venezuela”.

Los periódicos de la época consideraron que este discurso era como un disparo de un cañón de 20 pulgadas, el cañón  de mayor poder destructivo para la época.

El gobierno inglés que no se había inmutado ante el rompimiento de las relaciones diplomáticas por parte de Venezuela, se vio obligado a aceptar un arbitraje internacional, aunque el primer ministro Robert Salisbury era opuesto a este procedimiento. Finalmente, en noviembre de 1896, Estados Unidos y Gran Bretaña acordaron hacer firmar a Venezuela, sin más alternativa, un Tratado de Arbitraje, ratificado el dos de febrero de 1897 en la ciudad de Washington. CONTINUARÁ…

FUENTES

Ministerio de la Defensa. 1960. El litigio de la Guayana: revelación de los papeles de los árbitros que habían permanecido ocultos en archivos ingleses. Ministerio de la Defensa. Caracas.

Enrique Bernardo Núñez. 1962. Tres momentos en la controversia de límites de Guayana. Ministerio de Relaciones Exteriores. Caracas

Rafael Armando Rojas. 1962. Los límites de Venezuela con la Guayana Británica.

Publicaciones del Ministerio de Relaciones Exteriores, Caracas.

Rafael Armando Rojas. 1988. Alejo Fortique. Diccionario de Historia de Venezuela, Tomo I. Fundación Polar, Caracas.

Mapa de la Guayana 1896 Archivo Dr. Julio Cesar Salas, Caracas.

Sobre la autora

Escritora. Ha publicado “Caminos y fogones de una familia merideña” (Fundación Empresas Polar. Caracas. 2009). Tiene en preparación un libro sobre la Expedición Franco-Venezolana que descubrió las cabeceras del Orinoco.

Acerca de JUALPEAC

Consultor marítimo-Portuario
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