Tras las declaraciones de pasajeros, una tripulante rechaza las críticas al desempeño del personal a bordo y da su versión a la prensa sobre el proceso de evacuación.
http://www.redpbipmexico-internacional.org/usuario/nota.php?id=2132
Katia Keyvanian es una integrante de la tripulación de la nave Costa Concordia que, por aparente imprudencia de su comandante, encalló en una orilla rocosa de la isla de Giglio, sobre el Mar Tirreno. El accidente causó hasta ahora 6 muertos, 15 desaparecidos y varias decenas de heridos, entre los 4.229 pasajeros que transportaba.
El comandante, Francesco Schettino, se encuentra detenido y seguramente enfrentará acusaciones por negligencia criminal, ya que los primeros testimonios indican que se acercó peligrosamente a la costa, a modo de gesto hacia un tripulante originario de Giglio.
Muchos medios dieron cuenta también de una demora en advertir a los pasajeros de lo sucedido y de una evacuación caótica. Rechazando estas acusaciones, Katia Keyvanian envió una carta al sitio de noticias italiano Il Post -que asegura haber verificado su identidad y ocupación- en la cual protesta por el tratamiento que la prensa le dio a la operación de evacuación y salvataje de los pasajeros del Costa Concordia.
Ella asegura que todos cumplieron con su deber y de un modo muy eficiente. Estos son extractos de su mensaje publicado por Il Post, con los signos de exclamación y mayúsculas puestos por la autora:
«Me llamo Katia Keyvanian. Embarqué el 13 de enero para remplazar a una colega a bordo del Concordia. (…) Me gustaría tanto ser invitada por los periodistas que, sin conocer la situación, sin verificar sus fuentes ni la información, han escrito y dicho un paquete de tonterías. Cuánto me gustaría poder responder a ese torrente de inepcias y contraverdades que hemos podido escuchar! (…)
¡Hemos evacuado, en la oscuridad y con la nave completamente inclinada, a 4.000 personas en menos de dos horas! Gente incompetente no hubiera podido hacerlo.
El comandante no fue el primero en partir, eso es falso. Yo estaba en el último bote salvavidas y el comandante se mantenía de pie en el puente 3 mientras el barco se hundía. ¡VERGÜENZA A USTEDES, LOS PERIODISTAS INCOMPETENTES que escribieron que abandonó el barco! Yo estaba en el bote y, mientras nos alejábamos, casi nos aplasta la nave que se hundía (…).
Recogimos a una gran cantidad de pasajeros caídos al agua y mientras desvestíamos a una niña empapada para envolverla con una frazada térmica, ¡uno de los pasajeros filmaba con su teléfono! ¡Vergüenza! (…) Mientras subíamos a otra personas [con una cuerda], otro hombre sacaba fotos.
Debimos manejar a una manada de ovejas a la deriva ¿y nos llaman incompetentes? (…) Cuando le pedí a un pasajero que no fumase, con el barco inclinándose, en la oscuridad y con la posibilidad de que hubiese una fuga de carburante, me contestó: «Me quita el estrés»…
(…) Nos esforzamos por salvar a los pasajeros. Si están sanos y salvos, es sólo gracias a nosotros, gracias a la tripulación que hizo todo lo que pudo. No queremos agradecimiento, NO, sólo cumplimos nuestro deber, pero no queremos tampoco escuchar todas estas tonterías, estas mentiras que sólo sirven para hacer un título o llenar un reportaje.
4.000 PERSONAS, EN DOS HORAS, EN LA OSCURIDAD… ¡E INCLINADOS! LOS LLEVAMOS, NOSOTROS, LA TRIPULACIÓN DEL CONCORDIA, A TIERRA FIRME. NO FUERON ELLOS LOS QUE BAJARON A LA PLAYA (…) ¡Los llevamos nosotros!
Aprovecho para agradecer a los habitantes de la isla de Giglio, incluido su alcalde, que subió a bordo para controlar la situación (yo no sabía quién era y le reproché que no se hubiese puesto el chaleco salvavidas). Les agradezco de corazón a todos lo habitantes de la isla que se movilizaron por nosotros, nos dieron su tiempo y sus cobertores coloridos cosidos a mano, buscaron cargadores para los teléfonos e hicieron muchas otras cosas. Gracias a ellos. (…)».